La Casquería cierra este 8 de marzo por huelga. ¿Qué huelga? La huelga feminista

 

Viene resonando desde hace un tiempo esto de que el 8 de marzo las mujeres paramos. Es una ola que se ha ido extendiendo y que anuncia una jornada importante de movilización en muchas ciudades y países por un sinfín de razones (discriminación, violencia, división sexual del trabajo…). Una llamada a la movilización, al paro, que nos ha traído también un montón de preguntas. Desde La Casquería nos hacemos las nuestras.

Algunas de las preguntas que abre la huelga feminista no son fáciles de responder, sobre la organización del trabajo, de la escuela, de la familia, de los cuidados… y también sobre qué significa eso de hacer huelga más allá del trabajo asalariado.

La Casquería es una iniciativa colectiva que incorpora el reparto de tareas y tiempos como forma de equilibrar un proyecto que tiende a ser sostenible económicamente pero no alcanza, de modo que tiene que enfrentarse de lleno a eso que la propia huelga feminista reclama: ¿cómo repartimos todos los trabajos, los productivos y los reproductivos? ¿Los que se ven y los que no? ¿Los reconocidos y los no reconocidos? ¿Los que dan dinero y los que solo dan quebraderos de cabeza o dolor de espalda? Eso está en el núcleo de La Casquería: ¿cómo sostenemos esto y entre quienes? (incluyendo a quienes venís
a donarnos o a comprarnos libros, o las dos cosas). ¿Cómo lo hacemos sostenible vitalmente cuando no todo se puede pagar con dinero, porque no alcanza o simplemente porque no todo se puede pagar?

Así que ¿qué hacer el 8M?, nos preguntamos. ¿Deberían abrir los hombres del grupo o deberíamos cerrar el puesto? ¿Cómo hacemos más visible nuestra adhesión a lo que la huelga feminista de este 8 de marzo reclama?

En La Casquería hacemos de una actividad colectiva y cooperativa también una forma de acceso a la cultura y también una forma de generar autoempleo. Un circuito no escindido de trabajo económico, reproductivo, cultural, local, que fomenta el reciclaje, la cooperación y el trato de cercanía. Un modelo que nos parece, aún lejos de una realidad ideal, de un fuerte calado feminista.

En La Casquería podemos elegir qué hacer, ese es el privilegio de nuestra precariedad: somos una fábrica sin patrón. En realidad, no fabricamos nada, lo que hacemos es reciclar y reutilizar mercancía desechada, añadiéndole el valor incalculable de volver a ser usada, en este caso, leída. Y añadiéndole también el incalculable valor de hacerlo posible de forma cooperativa.

Y en ese elegir qué hacer, se nos abre la pregunta de cómo colocarnos ante esta huelga que queremos apoyar y visibilizar, porque también es nuestra huelga, y porque nos va la vida en ello: la vida buena que sostenemos cotidianamente, y la que colectivamente queremos que sea mejor.

Hemos decidido cerrar porque el peso simbólico del cierre de nuestro puesto del mercado, de la interrupción de la actividad, de la imposibilidad de consumo, de la ausencia, nos parecía que estaba mejor expresado, que era más potente así que dejando a nuestros compañeros hombres a cargo. Y porque nuestras vidas no se circunscriben solo a este mercado, y la huelga del 8 de marzo es una jornada de lucha —y alegría— colectiva que abarca más aspectos de la vida que nos atraviesan. Por eso esta práctica no acaba ahí. Estos días han ido circulando artículos sobre cómo participar de la huelga o cómo apoyarla en el caso de los hombres, aquí también se ha hablado esto. Y aunque nos queda mucho camino que recorrer, aquí ellos cuidan y sostienen y no solo por un día y no solo en el mercado. Nosotras, estaremos en la calle. Porque La Casquería es feminista.

Feliz 8 de marzo!!