Balance de dos años de Casquería

10.04.14
¿Por qué un balance?
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Aunque celebremos ahora los dos primeros años de apertura, el proceso de La Casquería viene gestándose desde hace unos tres años y medio. Al principio no sabíamos que se llamaría así ni que se ubicaría en este mercado, ni tantas otras cosas que hemos ido aprendiendo en este tiempo.

Desde su inicio, y no sin incertidumbre, apostamos por la idea de generar un modelo de funcionamiento colectivo que aunase lo productivo y lo reproductivo, buscando una sostenibilidad basada en la interdependencia: dentro del propio grupo las motivaciones eran diversas, y tratamos de hacer de esa diversidad una virtud que enriqueciera las posibilidades de diseñarlo y sacarlo adelante. Dos años después seguimos proponiéndonos cambios y discutiendo cada propuesta: señal de que está vivo.

Siendo conscientes de que este es un proyecto que se alimenta de la cooperación entre muchas personas, nos parecía oportuno devolver ahora algo de información sobre los resultados de estos dos primeros años. La idea es compartirlo con las personas que lo hacen posible y con todas aquellas a las que pueda interesar, para poder generar así una reflexión que sea útil tanto para la propia Casquería y su devenir futuro como para otros procesos que se puedan alimentar de esta experiencia.

No será un balance exhaustivo pero esperamos que sirva también como declaración de que estamos abiertas a rendir cuentas, a recibir sugerencias y a seguir compartiendo nuestro proyecto con cualquiera que se interese por alguno de sus aspectos.

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Los números
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El 14 de abril de 2012 La Casquería inauguró su actividad. Desde ese día, hemos abierto todos los días del año con horario regular (aunque con los domingo arrancamos unos meses después) con excepción de los días festivos y las vacaciones de verano (dos semanas de agosto).

Hemos comprobado que el ritmo de comercio es exigente, pero apostamos por que la constancia nos permitiría darnos a conocer, generar hábito y hacer de nuestro puesto un lugar cotidiano y de cercanía para un perfil de personas que, más allá de la elucubración, no sabíamos —ni aún sabemos, en verdad— definir.

Como somos un grupo de 6 personas, hemos podido repartir la carga de trabajo que supone el proyecto no de forma homogénea sino según disponibilidades, intereses y capacidades.

Eso quiere decir que hemos compuesto un grupo mixto en el que se combina el trabajo remunerado y no remunerado, del mismo modo que las distintas vertientes del proyecto —actividad cultural, recogida-reciclaje-recirculación de libros, proyecto de autoempleo— se complementan entre sí. Esa dimensión colectiva del proyecto creemos que ha sido unas de las claves fundamentales para su sostenimiento.

La traducción en números es que al puesto han entrado un total de 37.892 libros donados (excepto una pequeña cantidad que adquirimos al arrancar) y que en este tiempo han salido, glups, 24.292 libros. Esto significa que hemos vuelto a poner en circulación un total aproximado de 6.800 Kilos de libros, que en su mayoría han sido fruto de la venta directa en el puesto (más un pequeño porcentaje destinado a atrezzo). En efecto, en estos dos primeros años hemos movido la friolera de ¡casi siete toneladas de libros!

El resultado económico de ese movimiento de libros se traduce en el mantenimiento de la apertura cotidiana del puesto en el mercado: alquiler, gastos de luz, internet y agua, y tres sueldos de media jornada que pudimos empezar a pagar a poco más de seis meses de arrancar. Además, pagamos la cuota de pertenencia al Mercado Social, y  participamos en la edición de la colección mural Poesía A Pie de Calle. A todo esto, junto a algún otro gasto de mantenimiento, gestión o colaboración con otras iniciativas, dedicamos nuestro presupuesto.

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Colaborar, cooperar, comunicar

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Además de la parte monetaria, La Casquería trata de colaborar con otros proyectos, en términos de actividades o de apoyo mutuo. Por ejemplo, entre las cosas que ocurren o han ocurrido en el puesto o en algún espacio del mercado podemos mencionar: un acto de difusión y recaudación de la Unión de Correctores, varias promociones del periódico Diagonal, se han grabado vídeos musicales en nuestro puesto, la Asamblea Popular de Lavapiés tiene una hucha de recaudación y un espacio de difusión permanente en el que también distribuímos el periódico autogestionado Madrid15M, proveemos información sobre el Mercado de la Economía Social, sobre el propio Mercado de San Fernando o sobre nuestro propio proyecto a toda persona que nos lo solicita… También hemos hecho algunas presentaciones de libros y organizado algunas exposiciones.

Este año, además, hemos arrancado una programación fija mensual que Peschel received his BS in construction-jobs.info Management from the University of Nebraska-Lincoln in 1997 and went to work for a small Midwestern contractor in northeast Nebraska. aúna la promoción de libros de temáticas específicas con la realización de actividades asociadas en colaboración con otros proyectos como la Asamblea Feminista de Madrid, el Teatro del Barrio o la Muestra de Cine de Lavapiés, por mencionar algunos.

Así es, nos gusta juntarnos con otras y nos parece una buena manera de tejer alianzas y reforzar el territorio que habitamos (físico, social, cultural y afectivo). Nuestra intención es reforzar esta línea, y, por ejemplo, próximamente nos gustaría tejer complicidades con otras librerías del barrio.

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La dimensión Mercado (donde acabamos encontrando sitio) también ha sido fundamental en todo este proceso. Las posibilidades que brinda un espacio como un mercado municipal tienen que ver, en primera instancia, con el acceso a un espacio donde desarrollar una actividad comercial que por sus ajustadas dimensiones económicas no sobreviviría a los precios del suelo en la calle. Además, nos seducía la idea de entrar en una antigua comunidad de comerciantes, en un espacio tradicional de encuentro, y poder recuperarlo como espacio público y como lugar desde el que explorar nuevas formas de producción y consumo. Somos conscientes de la potencia que eso podría tener en el contexto de un barrio sometido a una constante transformación uniformizadora que amenaza a sus habitantes con la exclusión o la estandarización máxima. Así que se trata, también, de desafiar al rodillo que aplasta los barrios y tratar de contrarrestar las altas dosis de precariedad vital que implica esa homogeneización.

Sin embargo, la «dimensión mercado» se ha revelado como una posibilidad que había que reconstruir: el reto del Mercado de San Fernando, que trataba de sobrevivir a un modelo quizá agotado cuando nosotras entramos y que aún no cuenta con un nuevo modelo definido, pasa por reconstruir un común que contemple la realidad compleja que lo atraviesa. Andamos en ese camino, y no podemos delimitar aún, a día de hoy, sus posibilidades y límites, aunque sí sabemos ya que es bien complicado: la precariedad, la falta de experiencia y la presión de una cultura que nos aboca a la competición más que a la cooperación suponen  (aquí y afuera) fuertes obstáculos para la construcción colectiva. Pero también percibimos —y eso nos anima— cómo muchas personas encuentran aquí un espacio de consumo, relación y esparcimiento que valoran muy positivo: entre esas personas están, claro, los niños y niñas que han hecho suya la pequeña biblioteca infantil de la que disponemos.

 

Otro elemento que en La Caquería valoramos muy positivamente ha sido la gran difusión que hemos tenido desde el principio. Nada más arrancar, decenas de medios de comunicación se hicieron eco de nuestra iniciativa, y eso resultó una gran ayuda para darnos a conocer. La generosidad de muchas personas que han hablado de nosotras en las redes, han escrito un post, han tomado fotos o grabado vídeos o nos han enlazado en sus sitios también ha contribuido a generar una comunidad de amigos y amigas del proyecto que enriquece de forma decisiva nuestra capacidad de alcance.

Finalmente también nos gusta generar pequeños hábitos y costumbres que hagan de La Casquería un lugar acogedor. La celebración del aniversario es uno de ellos, un momento para celebrar juntas. Regalar carteles con poemas es otro, y nuestra #citalazar es otro: cada día, escogemos un libro de la librería y seleccionamos una frase que enviamos por twitter. A nuestras seguidoras les gusta, a veces una frase descontextualizada multiplica sus significados y genera conexiones imprevistas con vivencias que desconocemos. También nuestra sección de libro recomendado, que, aunque está tardando más en arrancar, nos sigue pareciendo una buena apuesta: en la medida en que los libros que tenemos en el puesto son los que la gente nos da, nos gusta que cada lector o lectora pueda recomendar libros a otras que pasan por el puesto, así que os animamos a hacerlo, de momento, rellenando tarjetas físicas, y dentro de poco también en la web.

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¿mo nos organizamos?
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Digamos que tenemos varias capas y canales de gestión y comunicación. Las líneas del proyecto se definen entre todo el grupo, en asambleas periódicas (procuramos tener una al mes aunque no siempre se puede) y después tenemos reuniones semanales del grupo que gestiona más el cotidiano (que es un grupo de tres personas), más una lista de correo en la que nos enviamos un informe diario que nos permite manejar toda la información por igual, actualizar lo que ocurre, organizar tareas, etc. Y además realizamos una asamblea de evaluación anual y de planificación: en ella valoramos el curso anterior y programamos el siguiente.

Esa evaluación y planificación anual tiene siempre en cuenta tres aspectos, lo que da cuenta de cómo pensamos el proyecto y qué cuestiones nos parecen que son sus pilares fundamentales. Tres aspectos que deben complementarse, valorarse y mejorar: el proyecto de librería, la viabilidad económica y la dimensión grupal. La combinación y la búsqueda de equilibrio entre esos tres niveles es lo que nos permite avanzar. No es solo un proyecto cultural, pero tampoco es solo de autoempleo. Trabajar sobre el funcionamiento y cuidado del grupo es crucial para ésto: lo que queremos, lo que esperamos, cómo nos relacionamos, cómo conjugamos las distintas necesidades, como aprendemos a pensar juntas.

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Futuro incerto, felicità a momenti…
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Había cosas cuando empezamos que no sabíamos si iban a funcionar: «¿y si no conseguimos libros?», decíamos. Pero arrancamos, y una y otra vez explicamos el sentido que le dábamos a recoger los libros en donación, esa cuestión crucial que nos ha permitido, entre otras cosas, dar el servicio de recircular y proveer libros a bajo precio, sostener este servicio y sus costes en el tiempo, y conocer a muchas personas de entre las que no han sido pocas las que se han ido satisfechas porque han encontrado una joyita.

«Ojalá tuviésemos más espacio de almacén», nos decimos ahora. Y también pensamos en como llegar a más gente, y cómo generar más actividad, y cómo compartir lo que sabemos y cómo seguir aprendiendo y cómo gestionar nuestro tiempo y cómo sobrevivir en esta ciudad y cómo expulsar la precariedad colectivamente sin perdernos… Y ya que en realidad estamos empezando, pues nos damos tiempo, y si ese tiempo es en común, será un tiempo mejor.

Con estas líneas queríamos al menos dar alguna cuenta de cómo valoramos el proyecto, de lo contentas que estamos con él y de lo conscientes que somos de que ésto es gracias a las muchas personas que lo sostienen. También porque queremos que La Casquería siga siendo de muchas personas, y para que pueda ser útil para muchas otras es para lo que compartimos esta información con vosotras.

Lástima que habitemos una ciudad, y un tiempo, que no deja mucho espacio para las ideas, la imaginación, la reflexión ni el apoyo mutuo. Sin embargo, a pesar de ello hay grandes redes de resistencia y creación: en nuestro entorno se habla mucho de autoempleo, de cooperación, de cooperativismo, de funcionamiento grupal, de común… y a nuestro alrededor hay centenares de iniciativas en marcha, experiencias concretas que son herramientas muy útiles para aprender sobre todo esto. Desde La Casquería queremos, en la medida de lo posible, contribuir a ese proceso de cambio y aprendizaje colectivo.

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Gracias por estar ahí.
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(NOTA: La Casquería es una entidad perteneciente al la red del Mercado de Economía Social. Desde ahí se ha desarrollado una herramienta de balance que será pública en breve y en la que se podrá tener información más detallada y evaluable sobre nuestra polítca laboral, de sostenibilidad, de equidad, de compromiso social de cooperación y de democracia interna.)